Un Lunes popular en el Cine
…Si, parece que todos estamos
más cómodos opinando por las redes sociales…
Después de no sé cuánto
tiempo, mínimo un par de años sin ir a una función en el cine un lunes popular.
El lunes pasado de manera improvisada resolvimos ir a quitarnos un poco el
fastidio relajándonos con una película en el cine, bueno al menos esa era la
idea inicial…
Llegando al cine había
un cartel que decía: “SOLO EFECTIVO” por
allí empieza la cadena de eventos poco venturosos… Seguimos a la cola de las
cotufas y refresco, como es de imaginarse tampoco allí se podía pagar con tarjeta,
preguntamos y con cara de que les pasa la respuesta fue: “uffffff… desde hace
más de un mes que el punto de ventas no está funcionando, tiene problemas y no
lo han venido a arreglar”.
Muy bien como todos
los precios se inflan diariamente, para ir al cine se necesitan unos 150 gramos de billetes (una faja "regular" de billetes de 100
bolívares o varias fajas de otra denominación) y bueno paciencia para unas cotufas grandes y un refresco porque la cola ya es una constante en nuestras vidas.
Compramos las cotufas,
unos refrescos y decidimos entrar a la sala. En la sala el deterioro era obvio,
sillones en el suelo, un poco de pegoste en el piso, todavía se podía pensar que todo marchaba bien. Escogimos nuestros asientos, nos
sentamos y en la espera del inicio de la película nos relajamos comiendo
cotufas, todo iba relativamente bien… Empieza la película y entra una manada de
aproximadamente entre quince y veinte chamos (chicas y chicos en edades de
aproximadamente entre 16 y 20 años) entran con un escándalo, comienzan a buscar
puestos y adivinen que, si, el espacio lo encontraron alrededor de nosotros.
Los otros espectadores que estaban viendo la película empiezan a sisear
pidiendole a la manada que por favor guardaran silencio pero no había manera de calmar a ésta
jauría. Juro que cuando procedieron a sentarse sentí miedo, lamento hacer éste comentario pero estos chicos tenían una carencia enorme de modales. Se sentía la diferencia hasta en el olor que emanaban una mezcla de olor a remojo y comida (la ropa que no se seca bien, fritura y mango maduro), tuve miedo de la agresividad con que se comunicaban entre ellos y tal vez producto de la paranoia con la que uno vive
últimamente, pero mi intuición no se equivocaba las alarmas de alerta tenían su
razón de ser.
Se instalan y comienza
el show, si en la película decían algo ellos se burlaban, se tiraban cosas, se
decían vulgaridades y bueno a mi vecino de asiento le pedí que por favor
respetaran que estábamos en un lugar establecido para ver películas y que
guardaran silencio respetando al resto de personas que allí estábamos, a lo que
el chico respondió que no era sólo él que le dijera al resto, -comportamiento
típico de manada-. En apoyo desde la esquina me grita un chamo:
“Cayese usted que nosotros aquí lo que somos es MALANDROS” y yo no tuve más remedio
que guárdame mis aires de guapachoza, agarrarme a mi bolso y quedarme en calladita, aunque si le voltee los ojos y fingí demencia.
No falta el que se
molesta y llama a la “autoridad” dos sujetos de los que se encargan de dar
mantenimiento al cine entraron con sus linternitas a pedirle a los muchachos
que se comportaran o que sí no debían salir, a lo que varios respondieron que no
fuera necio y que si alguno salía debían devolverle el dinero, al igual que yo
los dos muchachos con las linternas fingieron demencia, con la fortuna de que
ellos si dejaron la sala…
Lo peor estaba por
venir… La falta de modales y respeto de la manada eran inmensas, estos
muchachos le gritaban vulgaridades a las chicas que los acompañaban, habían
llevado mangos y tiraban las conchas en el piso, comenzaron a eructar y a
echarse vientos (si pedos) y a culparse entre ellos porque el que los estaba
soltando estaba realmente malito, pero no
los quería asumir y le decía al resto molesto que si seguían tomándole
el pelo cuando salieran les iba a dar su tunda…
Sobreviví a la
película (que no era mala), no sé si fue que todos nos dimos por vencidos y
ellos se cansaron o ya tenían sueño o no sé qué fue pero no hubo heridos. En la
salida quisimos que nos prestaran el baño del cine, pues, con tanta cosa ni siquiera
quisimos ir, pero la respuesta fue negativa por parte de los empleados del cine, resulta que no es posible ir al
baño después de las 9 pm porque cierran los baños y no hubo manera de que el
personal nos lo permitiera. Tomamos un taxi con dirección a nuestras
casas rápidamente y seguro que ya no les sorprenderá pero cuando quisimos pagar el señor
nos da una cifra grande para un trayecto muy corto y entonces ya cargada de
tantas cosas le dije al conductor que era un abuso porque habíamos pagado la
mitad para llegar hasta el centro comercial a las 8 pm y el señor remató; es que en la noche
después de las 9 cobramos un porcentaje mayor, que tiene sentido porque a las 6pm las calles de Mérida quedan desoladas, aumenta la inseguridad, etc... y a lo que no
me opongo, pero el 100% por encima es
demasiado. -¡Que caos!- entonces dijo el chofer: pa’ no pelear te voy a rebajar
algo y así descansas tranquila!... (¡que bondadoso señor! ¡Que tremendo favor que me hizo! ¬¬.)